jueves, 19 de febrero de 2009

Del Boxeo y el Amor!



“Para la pelea estelar tenemos un amigo y su pareja (en ese momento)....”

Entrastes al ring, más temeroso que enamorado... esperabamos que fuera un triunfo después de tu anterior derrota, la cual fue una lucha que se alargó por años, con varios intercambios de golpes... hasta que uno fué casi mortal y te dejó en la lona en un gran K.O.

Tu rostro se veía feliz, por aquella oportunidad que te daba la vida, entendías que no la podías dejar pasarla por alto. En la otra esquina, ya se preparaba... ella.

La felicidad en su rostro solo se comparaba con la tuya. En ese momento todos pendientes de un desenlase y las esquinas se preparaban para el final de cada Round, donde tenemos que escucharte y dar consejos para seguir en la lucha.

En tu esquina esperabamos J., yo y otros... intentando no hablar de tu anterior pelea para no bajar tus animos, y apoyandote...

Empezó la pelea como siempre empiezan, los boxeadores observan cada movimiento que hace el otro boxeador... intentando aguantar el primer golpe, para contraatacar o para cambiar la defensa.

Los golpes se empezaron a dar, cada vez más fuerte, cada vez más profundos... además, buscan las heridas abiertas del contrincante para seguir golpeando ahí... donde más duele... donde no se ha sanado... donde está blando.

Después de un rato se ven cansados, aunque pareciera que ella tuviera un poco más de fuerza que vos... intentas abrazarla... pero el árbitro (la realidad) te separa de ella, y te pone de nuevo a su alcance, y sientes el mismo terror de la anterior pelea... mientras nosotros... en la esquina, esperamos esperanzados en un golpe de suerte... pero el final es el mismo de la pelea anterior.

Un derechazo al pecho... justo en el corazón te envió a la lona, el árbitro da la pelea por terminada... mientras nosotros corremos hacia donde estás tirado... intentamos levantarte, pero después de verte te digo:

“Toma todo tu tiempo para estar en la lona... ya no hay cuenta regresiva... mejor quedate un tiempo ahí hasta que puedas ponerte de pie... no vaya a ser que te pongas de pie ahora y con el menor viento termines nuevamente en la lona... toma tu tiempo... y recupera fuerzas... recupera fuerzas...”

lunes, 16 de febrero de 2009

Me harás falta


Me harás falta, cuando te vayas y mi almohada no tenga encima la tormenta de tu pelo. Ni aquel suspiro que haces dormida, cuando en la noche lo único que existe es silencio y talves alguna vecina llamando a Carlos.
Me harás falta, cuando ya no te moleste que haya movido un poco tu ropa, ni que encuentres alguna prenda mía sobre tu parte del closet.
Extrañaré tu risa, la cual fue causada por algún chiste hecho de última hora. Extrañaré y sabes que lo haré… la arruga que tiene mi sábana de tu cuerpo, o el olor que deja tu desodorante en mi cuarto cuando te vistes. Extrañaré tu pelo en el baño y las marcas húmedas de tus pies en mi piso.
Mi sombra buscará tu sombra para abrazarla y besarla. Faltará un plato y un vaso, faltará mi enojo porque hay ropa en la cerámica. Faltará… faltará.
Faltará mi solicitud de un beso y la forma en que abrazas la almohada y el sonido de tu celular… y que decir de la alarma para tomarte la pastilla.
Me faltará esos detalles… y me faltarán otros que no recuerdo pero como pase los días los extrañaré…
La verdad te extrañaré estos días que no nos veremos… hasta que vuelvas de un largo viaje por tu vida y vuelvas a mi estación a descansar.

(Un beso mapache… aunque no te lo pueda dar de cerca).