viernes, 29 de mayo de 2009

¡Porque no puedo escribir!



Porque no puedo escribir?... son tres semanas de no poder inspirarme... de mirar la ciudad como cualquier ciudad... no puedo desplazarme a mi mundo... donde es controlado por sentimientos... por promesas y recuerdos.

Tres semanas de estar en blanco... de tener que llenar mi blog con una historia personal y otro texto escrito hace algunos años... pero no es lo mismo... no puedo expresar lo que ocurre en mi mundo... en este tiempo.

Y no puedo dejar de ver las cosas de que me interesaban tan poco... una mancha en la pared... un poco de candela del último apagón... y sigo sin poder escribir.

Algo habré hecho mal... algo ensució mi mundo mágico, y bloqueo la entrada... si alguien puede ayudarme a entrar a mi mundo se lo agradeceré mucho, o bien, algún personaje de un mundo cercano le indique a uno de mi mundo para que me abra la puerta, pues creo que se cerró por dentro.

Pero por favor... sigo estando de pie en la entrada de mi mundo sin poder ver hacia adentro... ¿o será que ha sido tomado por algún villano... que me está alejando de mi mundo y que tendré que luchar contra él?.

martes, 26 de mayo de 2009

Amor Troyano


(Estoy en ese tiempo que las musas no llegan por más que uno las invoque... no obstante me encontré este cuento corto escrito hace algunos años, espero que les guste).

Oímos los retumbos de los Espartanos, lentamente se acercaban pero nuestro ejército se encontraba listo para atacar apenas pisaran terreno troyano... nuestro amada tierra, aquella que nos vio nacer y en la cual nos divertimos nuestra juventud, aquella misma que vio nacer a nuestros hijos y ahora se llenará de sangre.

El suelo retumbaba constantemente, sin embargo no nos importa. También nosotros hemos hecho retumbar muchas veces el suelo. Ahora es tiempo de implorar a los dioses y esperar.

El horizonte se lleno de humo, por la cantidad de antorchas que llevaba los Espartanos, se oían tambores y podíamos empezar a escuchar algunos gritos, aunque todavía no podíamos entender que exclamaban.

Después de un tiempo, había llegado el momento. El enemigo se colocó encima de la Loma, podía casi que sentir en mi nariz el olor a sudor espartano.

Dos gritos, uno en cada ejército, indicaba que empezaba la batalla. A continuación... el cielo se tiño de naranja y gris. El olor a hierro de sangre invadió el aire de la zona... el piso se volvió encharcado y era inestable ponerse de pie, por la cantidad de cuerpos de hermanos y enemigos extendidos. Muchos apenas niños, otros apenas se reconocían que eran hombres.

La guerra duró tiempo, e intenté aguantar lo más que pude... pero un pequeño descuido llevó a mi muerte... caí de rodilla, con una herida mortal en el costado, sentí la hoja de hierro entrar en mi cuerpo, y la tibieza de la sangre que huía de mi. Con mi último esfuerzo pude observar el hombre que me asesinaba, sonreí y caí de frente contra otros cuerpos tendidos en el suelo.

Se que morí... pero defendí el amor, aquel amor que sintió Paris por Helena y viceversa. Aquel que llevó a desencadenar una de las batallas más crueles. Aquel amor que será recordado por siempre.

Aquel lugar que me vio nacer a mi y mis hijos fue destruido.... sin embargo llegué a concluir que mientras el amor de Paris y Helena siga siendo recordado... no se perdió la guerra... se ganó.

martes, 19 de mayo de 2009

Visita matutina



Hoy en la mañana recordé tiempos de infancia... tiempos de adolescencia, cuando despertaba por un llamado de mi nombre.

Hoy en la mañana, escuché aquella voz sobre toda voz, aquella que hace ponerse de pie inmediatamente.

Hoy, fuera de mi ventana, se encontraba la mejor mujer del mundo... desayunó conmigo en mi casa.... llegó de sorpresa.

Hoy, a pesar que obviamente se dejó sacar alguna crítica contra el Apartamento y mi orden... no importó.

Hoy, llegó la comandante, aquella que puede hablar lo que quiera y no hay discusión alguna. Ya que aunque uno le discuta... siempre tiene la razón.

Hoy volvió aquella emoción de desayunar con ella por más de 9 años, de vivir solo, y que antes no existía.

Hoy, desayuné con mi Mamá.

Un beso doña Denia... la mejor mujer del mundo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

De la calle


Después de estar en la parada del autobús de San Pedro, la cantidad de personas que se encontraban en el bulevar, me dificultaban caminar bien, chocaba contra ellas, y me miraban con repudio y asco.... aunque ya había aprendido a vivir con eso siempre.

Escuche en la esquina a aquella vendedora de chances que discutía con su esposo, ya en estado alcohólico aunque fuera en horas tempranas; escuché las monedas al caer y me provocó un fuerte dolor de oídos y las personas gritándole al borracho... la había golpeado otra vez, tal como lo hizo ayer y todos los días de la semana.

Me alejé lo más que se podía del grupo de personas que ayudaban a la vieja...
-No me gusta los tumultos - pensé - nadie sabe donde poner los pies.

Seguí mi camino, intentando esquivar a todas las personas que caminan de prisa... no se preocupan de lo que ocurre... escuché muchas voces... miré hacia arriba y observé el gran edificio con algo luminoso en forma de M... pero esta vez no iba a entrar, aunque olía a comida y llevaba bastante tiempo que no comía... todavía dolía la última vez que estuve ahí.

Llegué a aquella plaza llena de palomas... aquella que no me gusta... porque tiene mucho piso de piedra... y se siente raro caminar encima de él... -yo prefiero la tierra- siempre me había dicho.

Aunque me gusta observar aquella preciosa estructura que se ilumina en la noche... donde se escucha sonido precioso... de música y flautas... donde las personas no tienen prisa ahí adentro... es más varias personas no se han movido en años... aquellas que están encima del edificio y un día los trajeron en grandes placas de hierro según escuche...

Seguí mi marcha, a aquella calle ancha... donde cuesta cruzar... aunque aprendí que cuando está el sonido de pájaro hay que cruzar... no de paloma... si no de pájaro del otro parque donde hay tierra.

Resultó que esa vez no hubo pájaro... más bien había un par de señores subidos donde el pájaro suena... señores uniformados que cortaban pedazos de la estructura, con una carro muy grande que los elevaban a una altura impresionante, esperé pero no había pájaro; así que me tocó cruzar.

Ya lo había hecho varias veces... tenía mucha práctica... pero está vez... de nada sirvió. Estando en la mitad una rueda pasó sobre mi... sentí como se rompió varias cosas... salí pegando gritos y me lancé a una esquina... donde un señor uniformado llegó y me acarició la cabeza... pude ver mi cuerpo lleno de sangre... y sentía un dolor profundo.

- Tranquilo perrito... tranquilo.... - sacó de sus manos un cable, y lo puso en mi cuello, jalo fuertemente y aunque no podía respirar... sentí como el dolor fue mermando.

Quede tirado en una esquina del Seguro Social, esperando que pasara alguien a enterrarme... pero caminó las horas hasta que llego un señor de aquellos que recogen bolsas y me levantó... Ahora ya no tendré que odiar los tumultos... donde nadie sabe donde poner los pies... donde todos me pateaban.