jueves, 11 de junio de 2009
El Viejo en el Hospital
Un anciano con su cara marchita, miraba por la ventana del cuarto del hospital, llevaba ya varias semanas ahí... en esa habitación, la cual había recorrido tantas veces, que podía tener memorizada cada esquina, cada mancha, cada característica de aquel cuarto.
Aquel cuarto, sin ninguna particularidad más que la igualdad con todos los cuartos del hospital, a excepción de tener una vista hermosa hacia la autopista que pasaba enfrente de la institución médica.
Su rostro se deslucía con la tarde, tal como lo ha hecho cada día durante las últimas semana, sintiendo que moría con el sol... sintiendo un dolor fuerte en el alma, que cada día se volvía más profundo y más profundo.
Siempre se había dicho que odiaba las camas del hospital, pero últimamente las aborrecía más... ya no las veía como las vio la última vez que estuvo internado... al igual que aquellos monitores que provocaba un sonido intermitente... ese sonido que se clava en la sien... y provoca dolor y hasta náuseas.
Esa habitación... pintada de celeste, decolorada por el tiempo... se volvió su cárcel... en ella... el tiempo se hace eterno y la única forma de escapar es por aquel ventanal... por el cual... ese mismo día había pensado en saltar...
—¿Soportará que me lance contra el vidrio?— se preguntó.
Pero sabía que su fuerza no era la de antes, no podría saltar ni aunque lo decidiera concretamente... así que volvió a sentir ese terror... el terror de saber que volvería ese día a su casa... para nunca volver a ese cuarto...
Que ese día en la mañana su esposa, que durante semana estuvo tendida en la cama del aposento, falleció... ya no sentirá más nauseas por escuchar el débil latido de su amada en el monitor, ni tendrá que visitarla diariamente y pasar todo el día en esa habitación... Ahora le tocaba volver sólo a su casa... solo realmente... como no lo había estado en más de cincuenta años.
Tomó su sombrero y su bastón... miró por última vez aquellas camas (las cuales detestaba más desde que le arrebataron a su esposa)... y salió caminando lentamente... tal como su edad se lo permitía.
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Excelente men... esos dias, inevitables para todos nosotros me producen miedo e incertidumbre, esos dias en los que te arranquen de los brazos a tus seres queridos, en que el cuerpo no de mas, ese dia en que te toque partir tal vez solo, e un cuarto que se volvio tu carcel...
ResponderEliminarQue escenas tan tenebrosas y tristes pasaron por mi mente mientras seguìa leyen, de verdad me dan miedo ese tipo de situaciones... hasta escalofrios me dieron.
ResponderEliminarSalu2.
Ya me acordè, otra situaciòn muy triste es ver a muchos ancianos y ancianitas muriendo solos, sin que ningùn familias o amigo se acuerde de por lo menos ir a visitarlos, ellos tienen razòn cuando desean morir y descansar de todos sus dolores, al fin y al cabo sienten que ya no son utiles para nada y mucho menos para alguìen, de verdad, que triste situaciòn.
ResponderEliminarSalu2.
Me voy emocionado Muelas, con lágrimas en los ojos.
ResponderEliminarMe da un miedo terrible el pensar que mis abuelos se puedan ncontrar así y es más, me dá mucho miedo por que uno de ellos se quede solo.
SO muchos los casos actuales en los que no es solo el enfermo el que vive en el hospital sino también su madre, su pareja o sus hijos.
Me emocionaste de veras Muelas
Un abrazo!
P.D. Dichoso el día que se te ocurrió pasar por mi blog, gracias
Que tanto se puede odiar las cosas por lo que representan ...
ResponderEliminarPienso q la soledad es aún peor en la vejez, y q en este mundo de locos cada vez hay menos espacio y menos tiempo para los ancianos; pienso en la mala memoria y la ingratutud. Pienso en la muerte.
ResponderEliminarMae!!!! mis respetos que bueno esta!!!
ResponderEliminarYo voy retomando blogs! y usted no me podía faltar y eas tan agradable sorpresa encontrarlo escribiendo buena literatura!!!
Saludos lejanos