Tantas veces me has llenado de cariño... me has sanado, en tardes de vino... sólo en la sala... pasando el tiempo.
Ahora... ella entra... me trae una tasa de café y me dice que vaya a la cama... y la miras con odio... me separa de ti...
Tú que has estado conmigo en llanto y pudor...
Tú que me aceptas tal como soy...
Tú que dices lo que necesito...
Tú que has visto llegadas y partidas de otras mujeres...
Por eso hoy la vuelves a ver así... la odias... pero prometo que son solo un par de días a la semana... y volveré a tu lado... solos... tú y yo... nuevamente... en la sala...
Te rozaré con mis dedos mientras te abrazo... te haré vibrar para que las melodías nos llene nuevamente... y disfrutaremos nuestros ratos juntos... otra vez... mi amada... mi guitarra.
Bonito muelas, muy bonito.
ResponderEliminaryo también toco la guitarra y sé lo que se siente al acariciar sus cuerdas y al sentir como los acordes de aquella canción que tanto te gustaba te incitan a cantar y a pasarlo bien.
Me llenó de nostalgia este post.
Un abrazo amigo!!!
hermoso poema a la guitarra, la guitarra de el soldado, de el niño que canta en un bar, de quien llena un sitio en el trio, de quien le canta a la amada, de quien llora un desamor...
ResponderEliminarGracias por estar siempre a pesar de mis ausencias, he vuelto.
Deshoras.
Puchis, me arrancaste un suspiro.
ResponderEliminarA mi me encantaría tocar guitarra, pero creo que mis clases me mostraron que no soy muy diestra para eso. Además, pa mi es como un sacrilegio eso de cortarme las uñas para poder sacar las notas.
Mejor me sigo deleitando escuchando a otro que le arranque melodias.
Me encantó el post.
Saluditos
Así es... mi guitarra, la compañera de mil batallas. Lindo. La mía hasta tiene nombre, se llama Gracia. Imaginate hasta donde ha llegado la cosa... jajajaja es como mi cámara, también tiene, se llama Kiki. Otro día explico por qué se llaman así.
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