lunes, 20 de octubre de 2008
Viernes
El viernes pasado salí de mi trabajo con una expresión de alivio, –la semana había terminado!– pensé.
Me ponía la bufanda para salir a la calle, y en el exterior me atacó una brisa fría que me hizo temblar, ya estaba oscuro y asceleré el paso hacia la parada del bus, se encuentra más llena que de costumbre, como todos los viernes…
Otro dato es que todos los buses pasan llenos, y el frio y las ganas de llegar a la casa hacen más horrible la espera, que es más fuerte y más intensa cuando es viernes…
Ya en el bus, me tocó (obviamente) de pie, y el frío se fue, ya que la cantidad de personas que ibamos provocaba más bien un bochorno de CCA (calor corporal ajeno), que empeora cuando el bus se encuentra en una presa, como la todos los viernes…
Al bajar del autobus que dura el doble de los otros cuatros dias, vuelve el frío y la triste realidad, que la calle se encuentra llena y al pasar por las asceras usted choca contra todos los que intentan ir en dirección contraria y que van con tantas ansias y desesperación como uno mismo, por lo que el trayecto dura más que de costumbre como ocurre todos los viernes…
Al intentar tomar el segundo bus que me lleva a mi casa, me di cuenta que perdí el que comúnmente agarro de lunes a jueves, ya que ese dia siempre lo pierdo… como todos los viernes.
Tuve que esperar a que pasaran otros que van llenos y nuevamente subirme en un bus repleto de personas, por lo que el cansancio se siente mucho peor y nuevamente deseo llegar a casa.
Resultó que siempre ese día de la semana, hay presa en el segundo bus y al igual que el primero duro el doble para llegar a poder bajarme del autobús que se encuentra repleto de personas, que hay que pasarles por encima para poder salir de él.
Me bajé del bus como todos los viernes maldiciendo cada instante de ese día, más, si deje algo sin terminar en la oficina, y que me va a preocupar todo el fin de semana, para llegar ha hacerlo el lunes a primera hora.
Entonces ¿por qué esperé con tantas ansias el viernes a la salida del trabajo, si es cuando me cansó, me enojo y me deprimo más?.
Al llegar a la casa, deseaba que el viernes por obra y gracia de algún ser divino sean eliminados de la semana, para nunca más volver a pasar por lo que vivo cada viernes.
Pero hoy nuevamente lunes deseo que sea viernes, simplemente no se!, solo lo deseo aunque sepa que la voy a pasar realmente mal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
pues como que comparto el sentimiento;
ResponderEliminarhttp://salidaalternativa.ticoblogger.com/2008/09/el-calor-humano.html
Yo amo los viernes, y es por que acostumbro a dejar los problemas del brete en el brete, no me los llevo a la casa.
ResponderEliminarViernes, al llegar a la hora de mi salida, me desconecto,por que nada gano andar pensando tooodo el fin de semana en X o Y problema, si solo lo voy a poder resolver hasta el lunes a las 8 am??
Y los buses?? Ay que te diré. Ahora mi ventaja es que trabajo cerca de mi casa, tonces nada mas pegarme una troleadilla ida y regreso. Pero como cuando trabajaba en Rohrmoser, aaaay duraba toda la existencia en llegar a mi casa.
Uuufff
PD: Vieras que he tratado de suscribirme a tu blog, y me sale la suscripción a "Lo último de Ticoblogger". Lo he intentado varias veces, y nada